mayo 23 2024 0Comment

Socavones en Santa Fe: ¿por qué nos hundimos?

La ciudad está cada vez más llena de socavones. Analizamos la historia de la red de desagüe cloacal y los errores que nos han traído hasta acá y proponemos algunos lineamientos de cara al futuro.
Existen muchas hipótesis sobre el origen del fenómeno socavones que hoy azota a Santa Fe. Las puntas del iceberg se concentran en Boulevard; por ejemplo, en las intersecciones de Boulevard Pellegrini con Urquiza (2015) y 9 de Julio (2024) o en Boulevard Gálvez y Sarmiento. Pero también existen socavones en Avenida López y Planes y Cándido Pujato y sobre la Ruta 168 en la bajada Distéfano, camino a La Guardia.
Pero, ¿qué tienen estos puntos en común? La primera hipótesis es hablar de las infraestructuras de desagüe cloacal, puesto que todos estos puntos siguen la traza exacta de la última gran obra de la vigente contratista adjudicada, Supercemento SAIC, que en seis años de trabajo (de 1974 a 1979/80) ejecutó el proyecto llamado “cloaca máxima ciudad de Santa Fe-Argentina”.
Los registros sobre la red cloacal de la ciudad datan de 1905. El tendido proyectado pasaba por un recientemente estrenado Boulevard, desde 9 de Julio hasta San Martín, delimitando el norte del área servida, para luego ensancharse hasta los límites del este, sin dique ni avenida Alem en aquel momento. En el sur llegaba hasta Uruguay y desembocaba en una colectora máxima, por 4 de enero, bajando unos 500 metros hasta toparse con el arroyo El Quillá. Desde allí cruzaba hasta la Isleta, donde se encontraba emplazada la planta depuradora.
Antes, durante el período colonial (1663-1880), existían en pequeños cuartos con pozo, viviendas con bacinillas en el interior de los aposentos que se vaciaban en otros pozos cubiertos con ramadas en el fondo del terreno, o, en el mejor de los casos, tinas de desahogo, que se llenaban y desagotaban en el sur a través de un servicio de carretas. También estaban las letrinas con pozo negro, usuales desde mediado del siglo XIX, que se volvieron el detonante para dar el puntapié inicial al mencionado proyecto de cloacas en 1903, ya que el nivel de contaminación era inadmisible.
El desagüe parecía la solución a todos los problemas. Pero ya desde aquel entonces se veía que las condiciones en Santa Fe eran complicadas, debido a la configuración topográfica y las costosas instalaciones necesarias. A pesar de esto, en 1904 se comenzó con la colectora principal de mampostería de sección circular de 80 cm y 700 m al sur, con sifón de 95 m de largo y dos caños de hierro fundido de 60 cm que descargaban en las dos cámaras sépticas y una cámara colectora. En 1905 se inició el tendido domiciliario de 38 kilómetros, para 130 manzanas, y en 1908 se empezó a poner en funcionamiento. Las posteriores expansiones se toparon con nuevos problemas, al verse constantemente superadas por el crecimiento vegetativo de la población.
El tendido del pozo “norte” de bombeo, emplazado en la actual vecinal Mariano Comas (Urquiza y Cándido Pujato), fue realizado en 1930. Los socavones de Pasaje Maipú y Urquiza tienen su génesis en el colector que iba por Urquiza desde Mariano Comas a Tucumán, pensado para un escurrimiento más rápido del líquido cloacal del pozo norte. Según un vecino y representante técnico de la vecinal Mariano Comas, involucrado desde las primeras reparaciones y testigo del desmoronamiento de una de las casas, la depresión se debe a la falta de compactación por etapas que debió realizarse cuando se rellenó la excavación: la tarea de apisonar el suelo, que debe hacerse cada 30 centímetros de material colocado, se hacía cuando se completaba el relleno. Esto lo vuelve a confirmar el ingeniero constructor Pedro Barba, contando desde sus conocimientos de Mecánica de Suelo como se debía trabajar con este tipo de terreno, y señalando que incluso debía haberse compactado cada 15 o 20 centímetros.

La composición de nuestro suelo
En relación a este tema, el geólogo Carlos Ramonell indica que no ve “ninguna causa para decir que los socavones pueden tener una explicación geológica”: “La única explicación geológica es que el sedimento que constituye el subsuelo de la ciudad tiene una estructura migajosa y un tamaño de grano, en el rango de los sedimentos muy finos –limo y arcilla– que lo hacen muy susceptible a reacomodarse ante la presencia de fluidos. No hablo de ríos subterráneos, porque, de hecho, no existen sino mantos de agua subterránea contenidos en los poros de sedimento”.
“Cada vez que uno remueve sedimentos y los vuelve a echar al mismo lugar, debe cuidar el tema de la compactación”, continúa Ramonell: “Si ese sedimento que se volvió a usar para rellenar las zanjas no tuvo la consolidación suficiente, puede provocar hundimientos. Aun si fuera un problema de mala compactación original después de hechas las obras, sigue siendo un tema de ingeniería civil”.
Las obras de ampliación eran realizadas de forma poco controlada, a lo que se suma la falta de mantenimiento de las instalaciones, que para ese entonces solo tenían una profundidad de 2 a 3 metros y cuyos arreglos se realizaban de forma negligente. Por eso encontramos otros socavones en la ciudad entre los 60 y 70, como el de Juan de Garay y San Martín, los hundimientos en Alto verde por la crecida de 1966 o incluso el de Avenida Almirante Brown y Padre Genesio por mala obra de pavimentación y alto tránsito.

Una obra con idas y venidas
La Cloaca máxima de Santa Fe fue la obra más grande de este tipo del interior, solo superada por los entubamientos de los ríos subterráneos de Buenos Aires. Era reclamada hacía tiempo, pero se motorizó recién cuando los vecinos de 7 Jefes, barrio pudiente de la ciudad, comenzaron a requerir la obra, ya que no iban a poder conectarse a la vieja red por su saturación. En 1968 se publica un proyecto un tanto diferente del ejecutado, con una cuestión inaceptable tanto para los estándares de sostenibilidad de ahora como para los de aquel entonces. La propuesta hablaba de un cambio de la descarga en un consolidado Parque Del Sur, que cumplía 28 años, convirtiéndose la isleta en parte de la circunvalación actual, y encerrando el Arroyo El Quillá, en la actual laguna artificial.
No había un establecimiento de tratamiento líquido cloacal que lo haga inocuo para la fauna y la población, y tampoco se contemplaba la instalación de una planta purificadora. En lo que aquel momento era una obra prematura, Construcciones Portuarias proyectó un sistema más barato, pero Obras Sanitarias de la Nación (OSN) dejó la planta de tratamiento para una segunda etapa que nunca llegó. El resto es historia.
Se llegó a una propuesta definida para 1970 que se licitó en 1972 y resultó desierta, y luego se presentó una sola oferta que superaba cuatro veces lo presupuestado por OSN. Por esto se envió una comisión técnica para que cambie sustancialmente el proyecto, variando el recorrido y los túneles y agregando un cruce fluvial a la altura del nuevo puente, actual Oroño, y una cámara de tratamiento en la salida del Río Colastiné.
En 1973 se abre una propuesta en 25 de mayo entre Juan de Garay y Corrientes, adjudicada a Supercemento. El trayecto total se integra a una primera parte de 636 metros en Cándido Pujato, desde Avenida López y Planes hasta Francia, de allí a Boulevard Pellegrini y de allí a Urquiza. El segundo tramo se conectaba desde el último punto hasta Dorrego, de allí a Ituzaingó, y terminaba en el pozo de bombeo en las inmediaciones de Regatas.
Estas dos etapas fueron concretadas en 1977. El proceso constructivo consistía en una excavación con una máquina tunelera que hacía una gran perforación de entre 8 a 12 metros, en el punto de inicio y final, y varias en el medio para el ingreso de operarios, cables, cemento líquido y revestimientos. El pozo de salida, en López y Planes y Cándido Pujato, coincide con el socavón en la misma localización, con lo que se trata de un gran pozo que no fue bien compactado y que por sus filtraciones sigue siendo hoy un problema sin resolver.
Lo mismo sucede en Sarmiento y Boulevard, punto cercano al pozo n° 3, que ya en 1976 traía inconvenientes en el tránsito. De la misma forma, el pozo nº 5 pasaba por Boulevard y 9 de julio, frente al Rectorado de la UNL. La conexión del primer tramo con el segundo es uno de los puntos críticos, por solaparse la nueva obra con otras del viejo desagüe, un pozo de casi 50 años e ingentes conexiones pluviales ilegales. En 1979 se dio la última etapa con la construcción de la Cámara de Carga, encargada de conferir al líquido cloacal la energía necesaria para su normal escurrimiento hasta el punto de desembocadura, en la que se visualizaron problemas en el 2009.

¿Y entonces?
Este mapeo permite echar luz sobre algunos factores que detonan la problemática, que nos expone en nuestras formas de apropiarnos del territorio. En primer lugar, las fallas en la compactación de los suelos nos remiten a la pérdida de la memoria; lo que no es conveniente que perdure se diluye del inconsciente colectivo ciudadano con el tiempo, y esto trae consigo la repeticion de malas ejecuciones, con un alarde ingenieril que no es acompañado con una ejecución correcta de las obras; por otro lado, la constante dependencia del capital nacional para la ejecución de obras de mayor envergadura y la falta de prevención en relación a las obras urgentes y al crecimiento vegetativo de la población.
Además, las facilidades que se les dan a a las empresas constructoras privadas, con tibios condicionantes sobre cuestiones que hacen al espacio público, y sin pensar en la afección del caudal soportado por las ya saturadas infraestructuras recientes como la cloaca máxima. Como afirma la ingeniera Maria Angelica Sabatier, “si uno hace un diagrama de aumento de vertido a la cloaca, hay años en los que no hay problemas en la capacidad de transporte de la cloaca. Pero cuando el crecimiento de la cuenca empieza a detonar progresivamente, la cloaca no aguanta, y cuando se superponen la superación de su capacidad de transporte y las filtraciones, se produce la socavación”.
Nuestra formación no alcanza para comprender en su totalidad múltiple el fenómeno de las formaciones. Si no tenemos en cuenta todas las disciplinas y los conocimientos que lo atraviesan, siempre vamos a tener una silla renga: se requiere una mirada interdisciplinaria, que incorpore la lógica constructiva, la mecánica de los suelos, su capacidad portante y un esquema de usos. ¿Cómo fue dimensionada la cloaca? ¿Para qué tipo de líquido? ¿Para qué cantidad? ¿Con qué pico? ¿Entra agua de lluvia que pueda aumentar el caudal transportado?
También hay que datar los hechos, preguntarse cuándo aparecen los problemas y pensar que puede haber muchas razones. El informe realizado por Aguas Santafesinas ya dio un primer paso en ese sentido. Es necesario que la solución del problema venga de la mano de un enfoque ambiental sostenible, que entienda que el tratamiento de los residuos es un tema delicado y que no siempre la inyección de suelo cemento es la mejor forma; por el contrario, hormigonar el suelo
desvía los escurrimientos naturales del agua. Si conocemos nuestro ambiente, obtendremos las respuestas indicadas para una vida en equilibrio entre la cultura y la naturaleza.

Santa Fe ciudad: ¿Peligran los edificios de bulevar por los socavones?


La cantidad de hundimientos y socavones que se registraron en torno a bulevar Gálvez y Pellegrini, la mayoría vinculados a la cloaca máxima de la ciudad de Santa Fe, encendió las alarmas y despertó la preocupación en distintos sectores de la capital provincial.

La pregunta se impone; ¿corre peligro de hundirse el tradicional paseo santafesino? ¿Podrían hundirse los edificios y viviendas? Para intentar develar la cuestión, El Litoral encaró este informe especial con voces protagonistas de involucrados en la materia. Constructoras, una Ingeniera en Recursos Hídricos de la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL y desde Aguas Santafesinas SA brindaron su parecer.

¿La culpa es de los edificios?
Un comentario que sobrevuela en relación con los reiterados hundimientos en bulevar y cercanías es que uno de los factores del problema es la proliferación de edificios y torres. ¿Es así? Este medio consultó a Daniel Arditti (CAM Construcciones), quien aseguró que previo a iniciar las obras se “hacen estudios de suelo en terreno y periferia” para conocer “la capacidad portante que tiene el suelo y también a detectar algunas fallas que puede haber de construcciones anteriores, como pérdidas de agua y cloacas rotas, que condicionan el sistema de cimientos de los edificios”.
Al mismo tiempo, el empresario aclaró que se piden informes de factibilidad a las compañías prestadoras de servicio por “la disponibilidad de conexiones a cloacas, agua, electricidad y gas”; y “saber si no hay impedimentos o interferencias que puedan afectar la construcción”.


Uno por uno, los hundimientos que preocupan en bulevar y su zona de influencia.

¿Entonces, esa afirmación es incorrecta?
Esa afirmación tiene dos elementos erróneos. Primero, la infraestructura en una ciudad como Santa Fe es vieja, por ejemplo, la cloaca, y no tiene mantenimiento. En realidad, lo que pueda incidir uno o dos edificios o 50 torres en cuanto al caudal que le generan para mayor servicio es despreciable en función de lo que hay. Por otra parte, hay una realidad lógica: la infraestructura es responsabilidad de los que proveen el servicio, municipios y provincia, es decir del Estado; no del que construye una casa o edificio.
Entonces, hay que ser claros. Suponiendo que la infraestructura esté colapsada alguien tiene que asumir la responsabilidad política de decir: ‘la infraestructura está colapsada y no se pueden hacer más edificios’. Entonces, buscaremos otros lugares para invertir.
Lo que no puede pasar es que la culpa la tiene alguien que ni siquiera fue avisado de un problema que puede haber. Encontrar el culpable en los que hacemos desarrollos, es lo más fácil porque nosotros no tenemos acceso a formar opinión en medios, por eso es tan importante esta entrevista.
Hay lugares de la ciudad con roturas recurrentes, como en la esquina de Unión. Ahí no hay edificios a la redonda y ya lo arreglaron un par de veces. Entonces por qué no le encuentran la vuelta a la solución técnica o cuál es el motivo. Lo más fácil es decir que la culpa es de este que hizo un edificio.

¿Preocupa en el sector de la construcción esta realidad de socavones en bulevar?
La respuesta es de naturaleza comercial. Bulevar (Gálvez y Pellegrini) junto con algunos otros lugares de la ciudad como plaza Constituyentes, la 25 de mayo o el puerto son lugares que la gente elige para ir a vivir; entonces uno piensa que “si el mejor lugar es Bv. tiene los problemas de infraestructura que tiene” es muy preocupante. No por lo que puede significar para nuestro negocio en particular, es más importante el tema.
De alguna forma lo que está diciendo es “ojo en Santa Fe porque las calles principales no tienen infraestructura adecuada”, por estar perimidas, obras viejas o con falta de mantenimiento y eso descoloca a la ciudad ante otras alternativas de inversión que hay en lugares cercanos. Lo lastimoso es eso, que no podemos ofrecer al público alternativas de inversión segura.
En consonancia, otras compañías constructoras de la capital santafesina consultadas por este medio focalizaron la problemática en la falta de inversión en ampliar la infraestructura por parte de empresas como Aguas Santafesinas.


El último de los socavones que se formó en bulevar, a la altura de calle 9 de Julio frente al histórico Rectorado de la UNL.

Fundamentos desde la Academia
“Todo lo que pasa en Santa Fe, tiene que ver con la pasa en la cuenca. Estamos rodeados de ríos. Por un lado, el río Salado que nos hizo tristemente célebre con la inundación en 2003 y, por el otro, tenemos lo que es el sistema Paraná, Leyes y Setúbal; estamos en el valle de inundación del Paraná”, explicó la Ingeniera en Recursos Hídricos Viviana Zucarelli.
La especialista mencionó dos tipos de factores que inciden en esta problemática. Por un lado, los naturales, aquellos que tienen que ver con cuestiones climáticas y, por otro, las causas antrópicas, que son las vinculadas a las acciones o inacciones del hombre.
En ese sentido, Zucarelli hizo hincapié en las cuestiones antrópicas. “Una causa podría ser el cambio en el uso del suelo. Esto hace que se modifique la dinámica hídrica”, argumentó.
“También podemos indicar como factor antrópico a la urbanización y al crecimiento demográfico que hace que tengamos más viviendas y edificios. Esto significa impermeabilización, que hace que cuando llueve menos cantidad de agua infiltre y más escurre. ¿A dónde va el agua? Al río o al sistema de drenaje”, continuó la ingeniera.


Frente a la Plaza Pueyrredón, entre calles Sarmiento y Alberdi. El pavimento y parte del cantero central se hunden. Según dicen, no sería un problema de la cloaca máxima.

Para lo último la experta puntualizó sobre dos factores antrópicos que pueden ser claves para comprender la problemática aquí planteada: la falta de mantenimiento y planificación. “Es muy común que se hagan obras, pero no tenemos dinero para el mantenimiento. Lo podemos observar en las rutas con las alcantarillas, bocas de tormenta, desagües. Están, pero sin mantenimiento”, reflexionó.
“Estamos acostumbrados a trabajar en la emergencia, lo que significa que vamos atrás del problema. Tenemos que solucionarlo como dé lugar. No tenemos forma de actuar y prevenir porque no hay planificación. Para todos los problemas que tienen que ver con la naturaleza necesitamos estar preparados con planes, para saber cómo actuar”, cerró Zucarelli.


El socavón que se formó en la esquina de la cancha de Unión ya lleva una reparación y se realiza la segunda.

Qué dicen desde Assa.
El tercer eslabón que conforma el círculo de este informe es la postura que brindaron desde Aguas Santafesinas SA ante las consultas de El Litoral.
¿Cuánto inciden los nuevos edificios al sistema que recibe la cloaca?, le preguntó este medio a Germán Nessier, de relaciones institucionales de la compañía.
El principal factor que modifica las condiciones de funcionamiento propiamente del sistema es el ingreso de importantes acumulaciones de lluvia, donde todo el sistema recibe aportes de excedentes pluviales para los cuales no está dimensionado, no es su función y no deberían llegar. Esto hace que se presurice el sistema que trabaje en condiciones fuera de diseño. Por esto también se recuerda la importancia de tener independizados las descargas de los desagües pluviales de los cloacales.


El histórico socavón de bulevar y Urquiza. La foto es de 2022.

¿Existe algún órgano contralor para evitar la descarga pluvial en desagües cloacales?
No hay ningún área u organismo que tenga incumbencia en el control de la correcta ejecución de estos, por esto se está trabajando con el municipio para que en las cuencas donde se puedan detectar mayor aporte, hacer algún trabajo coordinado para verificar la situación de las instalaciones internas.
Para esto harán falta distintos actores porque estamos hablando de conexiones dentro de propiedades privadas. También inciden cuestiones que tienen que ver con la dimensión de los desagües pluviales que dispone la ciudad. Donde no los hay, la red cloacal lo suplanta con funciones, lo cual no debería suceder.
¿Se hunde bulevar? Sigue siendo una pregunta sin una respuesta concreta, ya que la cuestión de los socavones en Santa Fe es un problema multifacético que requiere una respuesta a fondo. La solución no solo pasa por identificar y reparar las fallas actuales, sino también por una planificación y mantenimiento adecuados de la infraestructura urbana, así como una mayor coordinación entre los distintos actores involucrados.

La mirada del Enress sobre lo que rodea a los socavones de la ciudad de Santa Fe
Entrevista a Oscar Pintos. Para el responsable del ente existe infraestructura muy antigua y se debe planificar el crecimiento urbano y de servicios de manera conjunta entre Assa y el municipio.

Los santafesinos recordarán el 2015 por muchas cosas, una de ellas serán los dos socavones que se produjeron en una de las principales y más características arterias de la ciudad. Si a los hundimientos sobre Bulevar, se le suma la aparición de viviendas rajadas en Dorrego al 3300, la preocupación por saber qué es lo que está pasando por debajo del asfalto, y cuál es el estado de la red de aguas y de cloacas, crece.
Durante la semana, los cuerpos legislativos local y provincial se hicieron eco de esta situación y pidieron información. En este marco, Diario UNO consultó al titular del Ente Regulador de Servicios Sanitarios, Oscar Pintos, sobre lo que está sucediendo. El responsable del organismo resaltó que existe una red de infraestructura muy antigua, y que se advirtió sobre la necesidad de inversiones, y acerca de planificar el crecimiento urbanístico y de servicios de manera conjunta entre las empresas, los municipios, y los gobiernos provinciales.

Hay preocupación del intendente, del Concejo y de la Legislatura por los socavones. ¿Qué es lo que observa el Enress?
Afirma algunos aspectos que veníamos sosteniendo desde el organismo desde hace algunos años, y es que existe una infraestructura que ya tiene sus años, y que en algunos sectores puede estar en situación de prácticamente ya quedar inhabilitada para el servicio. Entonces, es necesario hacer un relevamiento y yo creo que Assa lo tiene en algunas partes, no en todas. Porque acá se ha dado una cuestión que planteamos también, un desarrollo inmobiliario muy marcado con una infraestructura que tiene sus años y que no se ha modificado. Eso hace que se generen dos problemas, en las áreas centrales, estos socavones y situaciones que se están planteando por el aumento de la densidad poblacional. Pero a la vez existe otro problema que es ver cómo se logra extender el servicio hasta los límites de la ciudad.

¿Cómo se solucionan esos problemas?
Acá hay varias cosas, porque no es Assa el único actor, hay varios y uno de ellos es la Municipalidad. Los gobiernos municipales, a través de sus Concejos, son los que deciden las modificaciones de los códigos urbanos, y las áreas de densificación, o sea la zonificación que permite construir de tal o cual manera en determinada zona. Eso por un lado, pero después está la empresa, o las empresas Assa, la EPE, Litoral Gas que son de servicios que tienen que dar una factibilidad ante cualquier emprendimiento inmobiliario.
¿La autorización de estas construcciones está generando un colapso?
No sé si un colapso, pero lo que hay es un deterioro, es decir estos accidentes que estamos teniendo, se dan como consecuencia de una infraestructura bastante deteriorada en un suelo, que es bastante arenoso y tiene dificultades de estabilidad. Ese también es otro elemento a tener en cuenta. No obstante, lo que hace falta es que se actúe coordinadamente. Lo que propusimos un tiempo atrás es que los distintos actores se involucren en el desarrollo urbano de la ciudad. En el caso particular de Assa, le estamos exigiendo que realicen estudios preventivos en las áreas críticas para evitar justamente estos accidentes, y que en el caso en el que tuvieran que autorizar alguna urbanización o modificaciones sean lo suficientemente estrictos para que esa autorización no perjudique o desmejore el servicio de los demás usuarios.

¿Hubo falta de inversión para prevenir lo que está pasando?
Si no hubiera habido un boom inmobiliario, seguramente la infraestructura hubiera podido durar más tiempo. Lo que ocurre es que hubo un aceleramiento de los tiempos de construcción, y una mayor densificación en determinadas áreas, y esto hizo que una estructura empiece a colapsar, o empiece a tener síntomas de colapso con anticipación. Esto también lo hemos planteado y se han hecho obras de renovación y rehabilitación, pero muy pocas. Nosotros le reclamamos a la empresa y creo que le han presentado un plan de inversiones trienal a la autoridad de aplicación para poder planificar las renovaciones. Porque hoy por hoy, hay problemas de agua en algunos sectores, pero también hay problema de infraestructura en el servicio de cloacas, y ahí es donde hay que combinar las inversiones.

¿Para usted falta coordinación entre los distintos actores?
Más que un reproche, es una propuesta para que se vaya mejorando. El problema es que nos encontramos con una serie de factores: infraestructura vieja, incremento poblacional en áreas centrales que complica, por ejemplo en el caso de las cloacas o extensión de viviendas en áreas lejanas a las plantas potabilizadoras. Ahí tenemos tres problemas, y encima están las roturas o inconvenientes, y la baja presión. Eso se da como consecuencia de que tiene que haber una coordinación entre las autoridades municipales y las empresas de servicio, inclusive con la presencia del gobierno provincial. Acá tiene que haber una planificación, porque las obras que son muy grandes también tienen que tener el apoyo del gobierno provincial. Tiene que haber acuerdo entre los actores de hasta dónde favorecer desarrollos sin hacer inversiones de capital en las obras de infraestructura.

¿Hace cuánto que viene proponiendo esto el Enress?
Hace años, y recuerdo que en Rosario con el famoso boom inmobiliario se manifestó que esto provocaba la fuerte disminución de la presión en los barrios que estaban al sur y oeste de la ciudad. Esto mereció que le dijéramos a la empresa que antes de autorizar un nuevo emprendimiento inmobiliario en las áreas centrales, se verificara el servicio de los que ya estaban conectados.

Al diagnóstico de la situación en la ciudad, ¿cuándo lo pidieron?
Lo hemos pedido con anterioridad a que se produzca el socavón de Urquiza y Bulevar. Lo pedimos también porque veíamos, en el invierno sobre todo, problemas de obstrucciones cloacales. Este es un tema que atenta directamente contra el servicio, y puntualmente con los usuarios. Recordemos que el Enress vincula su actividad regulatoria con la empresa en donde hay afectaciones del servicio, esto de alguna manera, indirectamente afecta el servicio. Esto que estamos proponiendo excede a nuestra responsabilidad, pero creemos que hay otros actores que sí tienen que tomar parte en esta coordinación de acciones para que tanto Santa Fe, o cualquier ciudad pueda tener un desarrollo sustentable sin que se ponga en peligro por el desarrollo inmobiliario sin la planificación adecuada. Esta es una buena oportunidad, porque hay que definir esto como una nueva modalidad de trabajo, y de acciones coordinadas.

Conclusión del foro:
Todas las explicaciones y elucubraciones técnicas de los medios consultados, no esclarecen adecuadamente según mi criterio cual es el problema.
No hace falta ser muy ducho ni profesional para ver como día tras día, se construyen edificios más altos, de 23 pisos o más en zonas donde se producen socavones.
Estos edificios descargan sus efluentes cloacales y pluviales en el caño de desagüe de antigua data, sin haber previsto las habilitaciones municipales que no se puede meter en un mismo caño 100 o 1000 veces más líquidos para los que fue dimensionado en su época.
Parece mentira, en lugar de hacer una suspensión provisoria con las construcciones de nuevos edificios en esos sectores, la Municipalidad sigue a diario habilitando construcciones de edificios de gran tamaño. Es necesario hacer un plan rector y que especialistas en el tema definan la situación. Que la Comisión que habilita la Construcción de edificios de magnitud este integrada por Ingenieros Civiles e Ingenieros en Recursos Hídricos, también Geólogos o Ingenieros especialistas en estudios de suelos. No es suficiente un estudio de suelos del terreno donde se va a construir solamente, ya que es imprevisible cuantos edificios más se van a habilitar en la zona. En resumen, estudiar el conjunto de la zona de construcción de varios edificios a la vez, y su influencia sobre lo existente, que seguramente sería inviable con lo que hasta ahora está plantado y enterrado como desagües. No solamente para los desagües, sino también para las conexiones de gas y eléctricas que seguramente tampoco serían suficientes para abastecer todo el conjunto nuevas construcciones.

Actualizado 28 de mayo de 2024

Socavón en 9 de julio y bulevar: Aguas Santafesinas interrumpe el tránsito en la mano norte
La medida se implementará desde las 12 de la noche de este lunes, con el fin de colocar tabla estacas con grúas de gran porte.

Nuevo corte de tránsito en bulevar y 9 de julio
Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (ASSA) informó este lunes que, a partir de este martes 28 de mayo, se iniciarán las obras de instalación de tabla estacas con grúas de gran porte en la intersección de 9 de Julio y Bulevar Pellegrini.
Las tareas requerirán la interrupción del tránsito vehicular en la mano norte de Bv. Pellegrini, en el tramo comprendido entre las calles 2700 y 2800, a partir de las 00 horas. Esta medida es necesaria para garantizar la seguridad de los trabajadores y de los usuarios de la vía.
Desde ASSA se recomienda a los conductores circular con precaución por la zona y utilizar vías alternativas para evitar posibles inconvenientes. La entidad agradece la comprensión y colaboración de la ciudadanía durante el desarrollo de estas obras que buscan mejorar la calidad del servicio.

Rutas alternativas recomendadas:
Calle Rivadavia
Avenida Freyre
Calle Urquiza

Estas rutas alternativas permitirán una circulación más fluida y segura mientras duren los trabajos en Bv. Pellegrini.
La empresa se compromete a mantener informada a la población sobre el avance de las obras y la fecha estimada de finalización de las mismas.

Fuentes: El Litoral, Pausa, UNO,

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